5. He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.
Al pronunciar estas palabras, David no se refiere a que su madre haya vivido en adulterio. Se refería al pecado heredado que traemos por naturaleza. Los humanos pecamos porque somos pecadores por naturaleza. Los niños muestran ese pecado en su enojo a los pocos días de nacer. Sin embargo, no son culpables por nacer con ese pecado innato. Cuando los niños crecen y deciden desobedecer, ya son culpables delante de Dios por haber pecado.
6 6. He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
Dios desea que nosotros seamos sinceros, sin engaño desde lo interior de nuestro ser. La palabra verdad quiere decir lealtad, fidelidad e integridad. Todo debe ser desde adentro, en lo íntimo y en lo secreto. Dios desea que el hombre sea perfecto. Cuando meditamos y consideramos cómo estamos en nuestro interior, debemos pedir la ayuda de Dios para que nos veamos como Él nos ve. Cuando pedimos, como dice el salmista en el Salmo 139:23-24, que Él examine nuestro corazón para ver si hay alguna malicia, debemos corregir lo que Él nos señale y corrija.
7 7. Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve.
Su deseo es que su corazón quede limpio y sin polvo, por así decirlo. Nosotros diríamos que quite el pecado innato y que haga nuestro corazón completamente nuevo, puro, limpio, apartado del mal y santificado.
8. Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido
Este versículo, por lo tanto, hace un llamado a la purificación por el pecado y a la disposición para servir a Dios. Queria que Dios lo perdonara y sentir el gozo de siempre, para ya no sentirse tan abatido
No hay comentarios:
Publicar un comentario